ODONTOLOGÍA INFANTIL


La salud oral debe ser un trabajo conjunto entre padres e hijos bajo el control de su pediatra y dentista, poniendo especial énfasis en la prevención de los problemas dentales, siendo los padres quienes deben hacerse responsables de la higiene oral hasta los 6 o 7 años de edad.

Se debe tener en cuenta los problemas asociados al uso del chupete a la succión del pulgar, la lactancia prolongada y excesiva, el uso de protectores bucales durante las actividades deportivas y las ventajas del suplemento adecuado de flúor.
El rol del pediatra es la de mantener una óptima salud oral debiendo evaluar en forma periódica la cavidad oral, educar a los padres sobre lo importante del lavado de dientes y el derivar en forma oportuna al dentista.

La salud dental o, mejor, la salud bucal, es muy importante puesto que las estructuras que conforman la boca tienen funciones diversas y fundamentales. El bebé obtiene sus primeros contactos gratificantes con su entorno a través de la boca, desdentada y especialmente dispuesta para aferrar el pecho materno. A medida que van saliendo los dientes, primero los temporales o de leche y luego los permanentes, la boca adquiere todavía más relevancia: no sólo sigue manteniendo su función en el proceso alimenticio, sino que a ésta le suma la relativa al habla, y por ello cobra un valor social.